La milagrosa Virgen de El Quinche, tallada por Diego de Robles hace cinco siglos, convoca a miles de fieles que parten de romería hacia el santuario en la víspera de la fiesta. Muchos van a pagar una promesa o a solicitar remedio a sus males.
Luego de la misa, la Virgen es sacada en andas de la gran iglesia que domina al pueblo de El Quinche (una hora al este de Quito). Seguida por varias cofradías con sus estandartes, la imagen se desplaza entre la multitud de devotos que colma el parque y las calles aledañas, donde se instalan juegos y ventas de artesanías y alimentos, mientras en los salones los romeros recobran fuerzas con los tradicionales yahuarlocros, hechos con papas y sangre frita de borrego.